El 7 de marzo de 2021 ocurrió una cosa muy, muy importante para mí. A Elena, mi mujer, comenzaron a darle contracciones sobre las once y media de la noche.
Pasadas las dos y media de la madrugada del día 8 nos fuimos al hospital. Allí pasaríamos todo el día hasta que, a las 3:17 de la madrugada del día 9, nació Elena, mi hija.
Ojalá escribiera mejor para poder contarte lo que sentí estando 20 horas metidos en un paritorio, al ver a mi mujer empujar, sudar, gritar, llorar. Al ver asomar una cabecita llena de pelo. Al ver a mi hija nacer y escuchar su llanto por primera vez.
Ojalá escribiera mejor para poder contarte lo que es coger a una recién nacida y saber que es parte de ti, que la has creado tú junto con la persona que amas.
Ojalá escribiera mejor y pudiera contarte lo que he sentido este año al dormirla en mis brazos, al bañarla, escurridiza y frágil como el cristal, aún con la pinza del cordón umbilical colgando; al ver su primera sonrisa, al sentir su manita cogiendo mi dedo.
Ojalá escribiera mejor y pudiera compartir contigo lo que sentí la primera vez que se dio la vuelta, la primera vez que se sentó y la primera vez que gateó.
Ojalá escribiera mejor y fuera capaz de contarte qué pasó dentro de mí la primera vez que la escuché balbucear «papá».
Ojalá escribiera mejor para contarte lo que siento cuando la miro, pero no soy capaz.
Hoy cumple un año. Y ha sido un año lleno de primeras veces con ella, igual que lo será el que comienza hoy. Y estoy deseando vivirlo a la vez que me gustaría detener el tiempo tal como está en este instante.
Porque no volverán esos días en los que nos miraba sin poder moverse, sonriendo desde su capazo. No volverán los días en que cada diente nuevo que asoma es una fiesta y tampoco volverán estos días en los que comienza a dar pasitos, pero aún se echa al suelo y gatea cuando quiere coger velocidad, generando con su jadeo unos soniditos que son música celestial.
Ojalá escribiera mejor, pero espero haber conseguido transmitirte que para mí el mejor momento del día es cuando ella se despierta, voy a la cama a darle los buenos días y me recibe con una sonrisa que ilumina la habitación, mi casa, mi mundo.
